La soledad, la desorientación, dominaban mi cuerpo y mi mente aquel tiempo. Solo bastaba unas sinceras y dulces palabras para caer en las redes del amor. Sera mi debilidad, mi mayor defecto quizás, o uno más entre tantos otros. No diré que no quería que pasara, no diré que no sabía que pasaría porque siempre está esa voz interior que te advierte. Pero la desorientación emocional que poseo puede contra cualquier corriente.
Fue aquella tarde que aposté todo al juego del azar y te conocí. Fue aquel día que comenzó esa aventura prohibida que jugamos juntos. Lo maravilloso fue el sentimiento amistoso que compartimos. Una extraña mezcla entre cariño de amigos y un amor platónico. Un tiempo hermoso en donde la situación crecía y se fortalecía. Ambos sabíamos que tenías un amor anterior a lo nuestro, ambos decidimos no entrometernos a romper con situaciones de ética. Yo no deseo el mal a nadie, no deseaba tampoco lastimar a nadie, pero nos habíamos metido en problemas. Tras tu discusión con tu previo amor, las cadenas que dividían nuestros caminos, dieron paso a algo nuevo. Te amé y me amaste. Tan solo eso, para que acabara todo. El ser humano es un ser que busca continuo placer. Lo triste es que el placer para ti terminara ahí, y el mio fuera seguir amandote.
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